viernes, 9 de octubre de 2015

La obsesión de todo alcohólico

La obsesión de todo alcohólico no es beber descontroladamente, es más bien poder hacerlo de forma controlada. Y puede ser particulamente difícil salir de este círculo vicioso. Al respecto, el libro Alcohólicos Anónimos, conocido como "libro azul" o "libro grande", señala lo siguiente: 
Capítulo 3 -
Más acerca del alcoholismo

LA MAYORÍA de nosotros hemos estado poco dispuestos a admitir que éramos realmente alcohólicos. A nadie le agrada pensar que es física y mentalmente diferente a sus semejantes. Por lo tanto, no es extraño que nuestras carreras de bebedores se hayan caracterizado por innumerables y vanos esfuerzos para probar que podíamos beber como otras personas. La idea de que en alguna forma, algún día, llegará a controlar su manera de beber y a disfrutar bebiendo, es la gran obsesión de todo bebedor anormal. La persistencia de esta ilusión es sorprendente. Muchos la persiguen hasta las puertas de la locura o de la muerte.
Llegamos a comprender que teníamos que admitir plenamente, en lo más profundo de nuestro ser, que éramos alcohólicos. Éste es el primer paso hacia la recuperación. Hay que acabar con la ilusión de que somos como la demás gente, o de que pronto lo seremos.
Nosotros, los alcohólicos, somos hombres y mujeres que hemos perdido la capacidad para controlar nuestra manera de beber. Sabemos que no hay nadie realmente alcohólico que recupere jamás ese control. Todos nosotros creímos a veces que estábamos recobrando el control, pero esos intervalos, generalmente breves, eran inevitablemente seguidos de todavía menos control, que con el tiempo nos llevaba a una lastimosa e inexplicable desmoralización. Unánimemente estamos convencidos de que los alcohólicos de nuestro tipo padecemos de una enfermedad progresiva. Después de cierto tiempo empeoramos, nunca mejoramos.

Prólogo a la tercera edición en español
Todas estas personas, por muy diferentes que fuesen, tenían en común el mismo sufrimiento y numerosas experiencias que compartir. Casi todos insistían largo tiempo en poder controlar su forma de beber, a pesar de las repetidas y cada vez más contundentes pruebas de lo contrario. Al final, cada uno por su propio camino, todos tuvieron que admitir su derrota y lo irresistible que les era el alcohol. Algunos se creían ya perdidos; otros se dieron cuenta de que, a paso lento o acelerado, se estaban acercando a la ruina total, a la locura o a la muerte. Todos cruzaron el umbral de A.A. armados nada más que con la humilde admisión de su impotencia ante el alcohol y, una vez adentro, rodeados por sus compañeros de fatigas, encontraron la posibilidad de reponerse y de vivir una nueva vida de alegría y utilidad.

El libro reconoce la existencia de intervalos, generalmente breves, donde en apariencia se recupera el control, seguidos por etapas de mayor descontrol. En la definición de alcoholismo que citábamos en la entrada anterior se señala que evolución cursa con "la alternancia de períodos de remisión de la enfermedad y períodos de recaída, en los que su vida se desorganiza y puede llegar a estar fuera de control".