miércoles, 27 de septiembre de 2017

Cómo utilizar el concepto de alcoholismo como enfermedad para no beber

El libro de AA "Viviendo Sobrio", con el subtítulo "Algunos de los métodos que los miembros de A.A. han utilizado para no beber", contiene un conjunto de valiosas recomendaciones para mantenerse alejado de ese primer trago, que nos lleva a los alcohólicos al descontrol.

Del capítulo 4, "Recordar que el alcoholismo es una enfermedad incurable, progresiva y fatal", resumimos los siguientes aspectos:
"Uno de los nuevos hábitos mentales que un alcohólico en recuperación puede desarrollar, es la observación calmada de sí mismo como alguien que necesita evitar las substancias químicas (el alcohol y otras drogas sustitutas) si realmente desea mantener una buena salud.

Tenemos la prueba de nuestros propios días de bebedores, que suman centenares de millares de años-hombre, para totalizar una gran cantidad de bebida. Sabemos que, a medida que los años de bebedores iban pasando, nuestros problemas relacionados con la bebida continuamente se empeoraban. El alcoholismo es progresivo.
(...)
También estamos convencidos, después de los innumerables intentos que hicimos de probar lo contrario, que el alcoholismo es incurable, así como algunas otras enfermedades. No puede "curarse" en el sentido de que no podemos cambiar nuestra química corporal para regresar al estado de bebedores normales y moderados, bebedores sociales que tantos de nosotros fuimos durante nuestra juventud.
(...)
Más aún, habiendo observado a miles de alcohólicos que no dejaron de beber, estamos firmemente convencidos de que el alcoholismo es una enfermedad fatal.
(...)
Muy bien, pero ¿qué puede hacer usted si sabe que tiene una enfermedad incurable, progresiva y fatal, ya sea que se trate del alcoholismo o de alguna otra, como un cáncer o una afección cardiaca?

Muchas personas simplemente niegan esa verdad, ignoran su condición, no aceptan el tratamiento, sufren y mueren.

Pero existe otra forma de encarar el problema.

Usted puede aceptar el "diagnóstico", persuadido por su doctor, sus amigos o usted mismo. Luego, averiguar qué puede hacerse, si es que hay algo, para mantener "controlada" esa condición, de manera que pueda vivir todavía muchos años felices, productivos y saludables, mientras y siempre y cuando que usted tome las debidas precauciones. Usted reconoce plenamente la seriedad de su condición, y lleva a cabo todos los puntos necesarios para alcanzar una vida saludable.
(...)
Tratamos de no perder nunca de vista el hecho imperturbable, inmodificable de nuestro alcoholismo, pero también aprendemos a no meditar demasiado o preocuparnos excesivamente por nosotros mismos, y hablar acerca de eso todo el tiempo. Lo aceptamos como una característica de nuestro cuerpo, así como hemos aceptado nuestra estatura, nuestra necesidad de anteojos o cualquier alergia que podamos tener.

Luego hacemos lo posible confortablemente (no en forma amarga) con ese conocimiento, mientras empezamos por evitar simplemente esa primera copa sólo por hoy.
(...)
En resumen: Recordamos que tenemos una enfermedad incurable, potencialmente fatal que se llama alcoholismo. Y en lugar de continuar bebiendo, preferimos buscar y utilizar las formas más agradables de vida sin alcohol.
No tenemos por qué avergonzarnos de padecer esa enfermedad. No es una desgracia. Nadie sabe exactamente por qué algunas personas se convierten en alcohólicos mientras otras no alcanzan ese estado. No es culpa nuestra. Nosotros no queríamos convertirnos en alcohólicos; ni tratamos de adquirir esta enfermedad.

No padecimos  de alcoholismo  porque nos gustara,  después de todo. No establecimos deliberada y maliciosamente los hechos de los   cuales   posteriormente   nos   sentimos   avergonzados.   Los hicimos contra nuestro mejor juicio e instinto porque estábamos realmente enfermos, y ni siquiera lo sabíamos.

Hemos aprendido que no se deriva ningún bien de la lamentación inútil y la preocupación acerca de la forma como nos convertimos en alcohólicos. El primer paso hacia una sensación de bienestar, hacia la recuperación de nuestra enfermedad, es simplemente no beber".


martes, 5 de septiembre de 2017

El alcohol, las emociones y los estados de ánimo

Del libro de Christophe André (psiquiatra y psicoterapeuta), Los estados de ánimo, el aprendizaje de la serenidad. Editorial Kairós, marzo 2010 (subrayado y negritas nuestras)


Los estados de ánimo se pueden modificar químicamente
Se sabe con certeza que el alcohol se utiliza como medio para mejorar los estados de ánimo, sobre todo en las personas que no disponen de motivación y estrategias eficaces para ello. Sus mecanismos de acción sobre los estados de ánimo son múltiples. Por ejemplo: provoca una “miopía psicológica” al reducir nuestras capacidades de visión psíquica a una única cosa a la vez, y de muy cerca, impidiéndonos acceder a cualquier capacidad de distanciarnos y tomar perspectiva: esta teoría explica que el alcohol pueda hacernos “estúpidamente” felices, si ponemos en marcha nuestra alcoholización a partir de estados de ánimo positivos a los que nos agarraremos contra viento y marea; también puede convertirnos en obstinadamente inconsolables si bebemos a partir de la melancolía. El alcohol está asimismo asociado a la capacidad de disminuir la consciencia de uno mismo, teniendo como principal beneficio sentir menos preocupación por distintas preocupaciones que nos atormentan de costumbre. Lo que se intenta encontrar es una especie de “huida de uno mismo”, evitarse uno mismo, alimentada por el sufrimiento de ser lo que se es, además de huir del mundo a través del efecto miope (si se es muy miope, no ve más que lo que se tiene delante de la nariz). Por otra parte, los estudios realizados para explorar las motivaciones de beber alcohol muestran sistemáticamente en primer plano de las razones: se busca ante todo “olvidar las preocupaciones” y “sentir menos”. Claro está, se bebe más los días en que uno se siente triste, y los estados de ánimo negativos son uno de los grandes factores de recaída de los ex bebedores (sobre todo de los hombres, mientras que los factores relacionales dominan entre las mujeres). Pero todo eso no acaba de funcionar, pues los estudios también muestran, por desgracia para los bebedores, a continuación, a corto plazo (tras la desaparición de los efectos inmediatos) y a largo plazo (una vez que la dependencia se ha instalado), un agravamiento muy claro ligado al alcohol: un enorme efecto de rebote de los estados de ánimo negativos, tristeza, inquietud, irritación, etcétera".
Personalmente viví muchas veces ese efecto de rebote del alcohol, al principio de la ingesta se reducen los estados emocionales molestos (depresión, ansiedad), pero conforme se avanza en consumo y se pierde el control, el resultado como dice el libro es un aumento de los estados de ánimo negativos, principalmente una vez que nos hemos visto obligados a parar de beber luego de días de intoxicación alcohólica. 


jueves, 24 de noviembre de 2016

Origen del concepto de alcholismo como enfermedad

En el libro de Jon Elster Sobre las pasiones: Emoción, adicción y conducta humana. Barcelona, Ediciones Paidós (2001), es importante resaltar que “el concepto de adicción, con la creencia conexa de que las ansias por la droga resultan casi irresistibles, es algo relativamente moderno” (p. 127). Surge con el planteamiento del médico Benjamín Rush en el año 1800 que desarrolló un modelo explicativo del comportamiento del bebedor habitual (no utilizaba el término alcohólico), describiendo su condición como una pérdida de control sobre la conducta de beber (actividad compulsiva), la consideró como una enfermedad y prescribió la abstinencia como “la única manera de curar el alcoholismo”. Antes del siglo XIX existía lo que podría llamarse como protoalcoholismo, pero no estaba conceptualizado como tal ni por quienes lo sufrían ni por quienes estaban cerca de ellos, “el fenómeno se transformó cuando se conceptualizó (…) La creencia de que una vez que el alcohólico, posiblemente reformado, se tomaba una copa inevitablemente se producía la recaída total se convirtió en una profecía que se cumplía a sí misma” (p. 128).

Lo que el alcohol no hace

El alcohol no puede adormecer los sentimientos de forma permanente. El problema con los trastornos psíquicos y en general con los sentimientos humanos, es que cuando se aplacan con alcohol la situación no puede ser permanente. Si uno toma en exceso por temor o miedo, al otro día amanece con más temor y miedo. Esto se puede aplicar a un sinnúmero de emociones y condiciones psíquicas: ansiedad, depresión, tristeza, ideas obsesivas… El alivio siempre será momentáneo y si se repite la búsqueda de la "medicina" sobreviene un proceso de adicción.

El siguiente poema me parece que refleja mucho de esto. El alivio es sólo momentáneo y falso. Fue escrito por el poeta chino Bai Juyi (772 - 847 d.C.)
Cuatro cosas peores que el vino

No, no compres las tijeras, son caras
y no podrás cortar con ellas mi congoja.
No afiles la lezna
gastarías tus energías tontamente
sin poder desatar
el nudo de mi tristeza.
Para qué teñir la seda de carmín
si este color no me dice nada
y menos podría enhebrar
mis lágrimas siquiera.
Tampoco vale la pena
calentarse en la estufa
con ese fuego tan subordinado a ella
que jamás me borrará las canas.
Tijera, lezna, hilo, estufa,
ni cortar mi tristeza,
ni deshacer mi sofoco,
ni enhebrar mis lágrimas,
ni desaparecer mis canas
podéis.
Sólo, pues, el vino sabe hasta ahora borrar,
temporalmente al menos, mi amargura.

Bai Juyi

sábado, 11 de junio de 2016

¿Síntoma de un mal mayor o más profundo?

Con alguna frecuencia he escuchado en los grupos de AA afirmar que el alcoholismo es “síntoma” de un mal mayor o más profundo y que eso está en la literatura o más aún, en el Libro Azul.

En realidad esto no es muy exacto y es un tema polémico.

En el libro Alcohólicos Anónimos, conocido como Libro Azul o libro grande, lo que dice es sólo lo siguiente al final del capítulo 7 “Trabajando con los Demás”:
"Esperamos que algún día Alcohólicos Anónimos ayude al público a darse mejor cuenta de la gravedad del problema alcohólico; pero serviremos de poco si nuestra actitud es de amargura y hostilidad. Los bebedores nunca la tolerarán.
Después de todo, nosotros creamos nuestros problemas. Las botellas fueron solamente un símbolo. Además, hemos dejado de pelear contra todos y contra todo. ¡Tenemos que hacerlo!
Sin embargo no específica un símbolo de qué. Indagando en qué parte de la literatura está la citada afirmación, me pareció que podía estar en algún folleto y en concreto en el llamado “El punto de vista de un miembro”.  Pero debe ser ubicada dentro de su contexto (negritas nuestras):
“Si el alcohólico responde a esta invitación [asistir a los AA o a una reunión], entonces encuentra lo que creo es el segundo factor distintivo de A.A.: A.A. trata los síntomas primero. Puede que les sorprenda a algunos que, desde hace 30 años, cuando la idea era algo revolucionaria, A.A. siempre ha recalcado su convicción de que el alcoholismo es, en sus propias palabras, “el síntoma de problemas más profundos”. No obstante, A.A. cree también que el más ingenioso diagnóstico de estos problemas vale poco si el  paciente muere. Las autopsias no benefician a aquellos a quienes se les hacen. Parece que,  tarde o temprano, A.A. logra hacerles comprender a sus neófitos la importancia de la abstinencia completa. En A.A., puede decirse que se empieza la casa por el tejado. El primer paso sigue siendo el Primer Paso. Ningún principiante puede dudar de que la recuperación solamente puede empezar con la decisión de “alejarse del primer trago”. Y no tarda en darse cuenta de que nadie puede ni podrá tomar esta decisión por él. De hecho, descubre además que, si toma esta decisión, nadie le puede forzar a llevarla a cabo, ni le hará cumplirla. En A.A., la decisión se origina en el alcohólico y siempre permanece asunto suyo.
Tanto el deseo de tomar esta decisión como la capacidad para hacerlo, según lo veo, resulta a menudo de lo que parece ser la tercera cualidad distintiva de A.A.: La comprensión intuitiva que el alcohólico recibe, aunque es compasiva, no  es indulgente. Los “terapeutas” de A.A. ya tienen sus doctorados en los cuatro campos en que los alcohólicos se destacan: la pretensión, el autoengaño, la evasión y la lástima de sí mismo. No se le pregunta al alcohólico lo que está pensando. Se le dice lo que está pensando. Nadie espera a cogerle mintiendo. Sus compañeros se le anticipan, citando las mentiras que está a punto de decir” (folleto sp-41, “El punto de vista de un miembro de A.A. sobre la Comunidad”.
Es decir, el folleto especifica muy claramente que el tratamiento comienza con no beber y que no tiene sentido conocer todos los desórdenes de personalidad de un alcohólico si este antes muere.
Por otra parte el autor de dicho folleto especifica que “después de cumplir  once  años  sobrio  en  A.A. estuve  en tratamiento psicoanalítico durante varios años”.

El psiconálisis en particular es la corriente de la psicología que considera al alcoholismo como un “síntoma” de trastornos psíquicos. El problema es que no es sólo eso. En las definiciones médicas de alcoholismo se pone énfasis en su carácter primario (no es un síntoma de…). En particular ya hemos citado la definición de publicada en el Journal of the American Medical Association (JAMA) señala lo siguiente:
“El alcoholismo es una enfermedad primaria y crónica con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influyen sobre su desarrollo y manifestaciones. A menudo, la enfermedad es progresiva y fatal. Se caracteriza por pérdida de control sobre la manera de beber, preocupación por la droga alcohol, uso de alcohol a pesar de consecuencias adversas y distorsiones en el pensamiento, siendo la negación la más notable de ellas. Cada uno de estos síntomas puede ser contínuo o periódico.
 “Primaria” se refiere a la naturaleza del alcoholismo como una entidad patológica, además e independientemente de otros estados patofisiológicos que puedan estar asociados a ella. Sugiere que, como adicción, el alcoholismo no es un síntoma de otro estado patológico” (Nueva definición de alcoholismo).
En cuanto a los trastornos de personalidad o del estado de ánimo que con frecuencia acompañan al alcoholismo, estos tienen a caracterizarse en la actualidad como diagnóstico dual, tal y como ya hemos señalado en este blog (ver búsqueda en Google).

Actualización:  En el Libro Azul (Alcohólicos Anónimos) si se utiliza el término "síntoma" en el contexto introductorio del cuarto paso (subrayado nuestro):
"Después nos encaminamos por un derrotero de acción vigorosa, en el que el primer paso consiste en una limpieza personal de nuestra casa, la cual muchos de nosotros nunca habíamos intentado. Aunque nuestra decisión fue un paso fundamental y decisivo, su efecto permanente no podía ser mucho a menos que fuera seguido inmediatamente por un esfuerzo enérgico para encarar las cosas que había en nosotros, que nos estaban obstaculizando, y desprendernos de ellas. El licor que bebíamos no era más que un síntoma; por lo tanto, teníamos que ir a las causas y las condiciones.
Consecuentemente, empezamos a hacer un inventario personal. Éste era el Cuarto Paso" Capítulo 5 - Cómo Funciona.
Y se refiere al alcohol como síntoma, no al alcoholismo globalmente como enfermedad integral (dependencia física, obsesión por la bebida, defectos de carácter o trastornos emocionales). 
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viernes, 6 de mayo de 2016

Planeación de prevención de recaídas

El capítulo VIII del libro de Terence Gorski y Marlene Miller "Sobriedad, una guía para la prevensión de recaídas"*, se titula "Planeación de prevención de recaídas".

Del mismo cabe resaltar los siguientes aspectos centrales:
"La mayoría de las recaídas en la adicción son innecesarias. Muchos alcohólicos recaen porque no entienden su proceso, ni qué hacer para prevenirlo. La acción adecuada por su parte y por la de las personas que le rodean puede evitar o interrumpir el síndrome de la recaída antes de que las consecuencias sean trágicas. La planeación de la prevención de recaídas minimiza su potencial destructivo y puede ofrecerle un sentido de seguridad. Usted sabrá si está haciendo lo necesario para evitarlas. Puede identificar las primeras señales de alerta y desarrollar un plan para interrumpir el síndrome de la recaída si aparece. La planeación de la prevención de las recaídas debe ser una parte esencial de su programa de recuperación.
Los pasos para la prevención de recaídas son: 
  1. Estabilización: Tomar el control de su vida. 
  2. Auto-Evaluación: Ver qué está pasando en su mente, corazón y vida. 
  3. Educación de recaídas: Aprenda acerca de las recaídas y qué hacer para evitarlas. 
  4. Identificación de señales de alerta: Haga una lista de sus señales personales de alerta. 
  5. Manejo de las señales de alerta: Aprenda cómo interrumpir las señales de alerta antes de que pierda el control. 
  6. Entrenamiento del inventario: Aprenda cómo hacer conscientes las señales de alerta y su desarrollo. 
  7. Revise su programa de recuperación: Asegúrese que su programa de recuperación sea capaz de ayudarle a manejar sus señales de alerta. 
  8. Participación de otras personas importantes: Enséñele a otros cómo pueden ayudarle a sortear la recaída. 
  9.  Seguimiento: Actualice su plan de prevención de recaídas con regularidad" (Gorski y Miller, pp. 131-132). 
De lo anterior nos parece necesario destacar la explicación más detallada de dos puntos, pues se relacionan con el programa de recuperación y con la participación en un programa de 12 pasos.

Revisión del programa de recuperación: "La recuperación y la recaída son las caras opuestas de la misma moneda. Si usted no está en proceso de recuperación, está en peligro de recaer. Para evitar la recaída se requiere de un buen programa de recuperación. ¿Le ha funcionado su programa de recuperación previo? ¿Cómo puede ser mejorado? Debe aprender de los retos diarios de la vida. ¿Está reconociendo su adicción y manejando sus síntomas? ¿Está atendiendo todas sus necesidades de salud? ¿Está haciendo todo lo necesario para recuperarse? Desarrolle un programa de recuperación basado en lo que le ha funcionado y en lo que no le ha funcionado en el pasado. Para cada problema, síntoma o señal de alerta que identificase, necesita estar seguro de que hay algo en su programa de recuperación que le ayude a enfrentarlos". 
Participación de otras personas importantes: No puede recuperarse en aislamiento. La recuperación total incluye la ayuda y el apoyo de una variedad de personas. Necesita de otros para un plan exitoso de prevención de recaídas. El proceso de recaída es, en la mayoría de los casos, totalmente inconsciente. A pesar del inventario diario puede ser que no puda ver lo que está sucediendo. Es por eso importante involucrar a oras personas en sus planes de prevención de recaídas. Sus familiares, compañeros de trabajo y miembros de AA pueden ser de gran ayuda en reconocer las señales de alerta aún cuando sea posible hacer algo con ellas" (Gorski y Miller, pp. 137-138).
En particular, la participación regular en las reuniones de nuestro programa de AA, no sólo nos recuerda de manera constante nuestra condición y la necesidad de seguir un proceso de recuperación, luchar contra los altibajos emocionales que podamos tener y no desistir de seguir tratando nuestra enfermedad, son elementos que considero cruciales para prevenir una recaída. 


* Segunda edición, basada en el Modelo de Tratamiento CENAPS, Herald House / Independence Press, Missouri, 2005.


sábado, 12 de marzo de 2016

Sentido emocional de tocar fondo

En varias entradas anteriores nos referimos al concepto de fondo alcohólico. Un aporte del sentido emocional del mismo, aplicable no sólo para el alcoholismo y las adicciones en general, lo encontramos en el blog La Mente es Maravillosa con el título Cuando has tocado fondo solo puedes subir, del cual citaremos a continuación algunos aspectos centrales:
A veces nuestras vidas descienden a toda mecha por un precipicio que parece insalvable. Hemos tocado fondo emocional, física, social y laboralmente y nos quedamos agazapados ahí, con un miedo y tristeza que se hace resistente y se convierte en premórbido de la aparición de diferentes trastornos del estado de ánimo.
Todo el mundo tiene problemas graves, ha tenido dramas o incluso tragedias en su vida pero estos calificativos tienen más que ver en cómo la persona los digiere que por el suceso en sí. Todo el mundo es fuerte y tiene un plan hasta que experimenta el dolor. No se ha quedado sin plan, pero necesita rehacerlo. Cuando has tocado fondo puedes sentirte perdido.
Siguiendo a Beck, en su explicación de la depresión, para cuestionar algunos pensamientos irracionales se alude al concepto de Flecha Descendente y otros recursos como la Técnica de la Magnificación Paradójica. Tomando como ejemplo estas dos técnicas y tu propia experiencia te darás cuenta de que al haber tocado fondo, solo puedes subir.
Darte cuenta de que tu error es el miedo
Todo mundo tiene miedo de los eventos adversos que puede vivir pero cuando ya has experimentado un gran dolor y sientes que has tocado fondo, toca ser consciente de que existen dos opciones: seguir en ese estado casi vegetativo y doloroso o remontar. Esta sí es tu decisión (...)
El sufrimiento nos hace sabios y la resiliencia nos hace fuertes
No existe nada en la vida de una persona que pueda hundirla si ella realmente no lo permite. Nosotros establecemos los límites, los tiempos y el oído atento a los comentarios dañinos de esa clase de personas que opina sin haberse encontrado con nada parecido en su camino. Cada uno, tiene lo “suyo”.
Cuando traspasamos los límites del ridículo, del dolor, de la humillación, de sentirnos juzgados, desdichados… cuando los traspasamos y vemos que ya hemos sufrido demasiado, alcanzamos el verdadero sentido de nuestra existencia. Pues solo cuando has tocado fondo y has comprendido el proceso, te das cuenta de que la única opción posible es subir.
Nos damos de bruces con la certeza de que ya no actuaremos por ego, sino por bienestar personal auténtico, nos retiraremos de la competencia con los demás para simplemente luchar por nuestros propios sueños. De tanto malo pasado y sufrido, lo mejor, por mera inercia, está por llegar. Adelanta el paso, sal del lamento, lánzate a vivir y simplemente deja que llegue. Tan bajo que has caído, solo puedes subir" (Tomado de La Mente es Maravillosa). 
En el alcoholismo el fondo es una experiencia personal y subjetiva, no se trata necesariamente de llegar a extremos graves en las consecuencias negativas de la adicción. Se trata de asumir la consciencia que ya basta, que ya ha sido suficiente y que es necesario cortar con el consumo, como dice la literatura de AA, rendirse o derrotarse, reconocer la impotencia ante la bebida y que hemos perdido el control. Como escuché decir a un veterano en una reunión de AA, existen personas que lo pierden todo y no tocan fondo. Por eso se trata de una vivencia personal a partir de la cual solo queda remontar y seguir adelante sin las ataduras de la bebida.



martes, 12 de enero de 2016

El tesoro del pasado

La reflexión diaria del día 28 de enero nos trae un interesante aporte sobre el fondo alcohólico, sobre todo porque lo formula en términos muy constructivos y dentro de una perspectiva de recuperación.
28 de ENERO - EL TESORO DEL PASADO
El mostrarle a otros que sufren cómo se nos ayudó, es precisamente lo que hace ahora que la vida nos parezca de tanto valor. Confíe en la idea de que el tenebroso pasado, estando en manos de Dios, es su más preciada posesión, clave de la vida y de la felicidad de otros. Con ella puede usted evitarles a otros la muerte y el sufrimiento.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 124

Qué regalo es para mí darme cuenta de que todos aquellos años de aparente inutilidad, no fueron desperdiciados. Las experiencias más degradantes y humillantes acaban convirtiéndose en las herramientas más poderosas para ayudar a otros a recuperarse. Por conocer las profundidades de la vergüenza y de la desesperación, puedo ofrecerles una mano cariñosa y compasiva y saber que la gracia de Dios está siempre a mi alcance.
Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 by Alcoholics Anonymous World Services, Inc.


viernes, 27 de noviembre de 2015

Darse por vencido: de la admisión a la aceptación

Con anterioridad escribimos dos entradas sobre el fondo alcohólico y el primer paso de AA para dejar de beber.

Como un aporte adicional citamos, de manera selectiva, una sección del libro "Querer no es poder: Cómo comprender y superar las adicciones" de Washton y Boundy, Ediciones Paidós, 1991.
Darse por vencido: de la admisión a la aceptación 
"Para frenar una adicción, usted debe ir más allá de la admisión intelectual "sí, tengo un problema", hasta aceptar ese hecho a un nivel profundo o emocional. Esto implica aceptar: 1) que usted es adicto, 2) que no conseguirá recuperarse a través del ejercicio de su voluntad, y 3) que para recuperarse tendrá que cambiar su modo de pensar y de vivir (...)
La idea que la voluntad es suficiente para superar una adicción nace del sistema de creencias adictivo, como hemos visto. Si creemos que somos omnipotentes, entonces pensamos que deberíamos ser capaces de controlarnos también nosotros mismos. Pero incluso si logramos controlar el uso del alterador del estado de ánimo a fuerza de determinación y voluntad, es muy probable que tengamos una nueva recaída o iniciemos una nueva adicción. 
Cada uno de nosotros tiene mucho poder, pero sólo si reconocemos antes nuestras propias limitaciones y adoptamos y una actitud receptiva ante la ayuda exterior. De modo que, una vez más, aquí hay una paradoja, una contradicción. Admitir que estoy atrapado, que no tengo control sobre mi conducta, me da acceso al poder que si tengo: el poder que proviene de decir la verdad y afrontar la realidad (...) 
Para dar este primer paso, usted debe abandonar la creencia que debería ser todopoderoso y perfecto. Cuando el adicto entiende que ser limitado no es vergonzoso sino humano, su humillación se transforma en humildad (...) 
El adicto está atrapado en una encrucijada. Renunciar a la esperanza de controlar su adicción es algo que va en contra de su modus operandi. El está acostumbrado a tratar de controlarlo todo. Pero desistir de ejercer control es precisamente lo que se requiere para recuperarse. Si continúa con su adicción, sufre consecuencias adicionales y crecientemente negativas; si admite su derrota, invalida el sistema de creencias en que ha basado toda su vida (...) 
Con la aceptación, el mero acatamiento superficial e indiferente es reemplazado por una disposición y hasta una ansia de emprender la tarea de recuperación. La persona renuncia a la necesidad de controlar, al desafío y la grandiosidad asociados con la adicción, y comienza a aceptar ayuda con gratitud en vez de resentimiento. En suma, el individuo acepta la idea de ser un adicto -de tener la enfermedad de la adicción- y deja de combatirla. Está ahora dispuesto a hacer lo que sea que deba hacer para mejorarse y a admitir que no sabe qué es lo que tiene que hacer y que deberá atenerse al progroma de recuperación en el que ha depositado su confianza" (Washton y Boundy, pags. 189-193). 





jueves, 12 de noviembre de 2015

Alcoholismo y fobia social

El alcoholismo puede estar ligado a diversos trastornos emocionales, uno de ellos es la fobia social, que se define como sigue:
"Fobia social
Es un miedo persistente e irracional ante situaciones que puedan involucrar el escrutinio y juzgamiento por parte de los demás, como en fiestas u otros eventos sociales.
Causas
Las personas con trastorno de ansiedad social sienten miedo y evitan situaciones en las cuales puedan ser juzgadas por los demás. Esto puede comenzar en la adolescencia y posiblemente tenga que ver con padres sobreprotectores u oportunidades sociales limitadas. Hombres y mujeres resultan igualmente afectados por este trastorno.
Las personas que padecen fobia social están en alto riesgo de caer en la drogodependencia y el alcoholismo, dado que pueden llegar a confiar en la bebida y las drogas para relajarse en situaciones sociales" (citado de MedLine Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los EEUU, negritas son nuestras). 
 En la Wikipedia se señala esta relación:

Abuso de sustancias

El 39,6% de las personas con fobia social presentan abuso de sustancias.[cita requerida] Téngase en cuenta la importancia que este dato reviste, dado que gran parte de quienes la padecen son personas jóvenes, que presentan así un alto grado de vulnerabilidad a desarrollar una adicción. La intensa ansiedad y angustia en situaciones de desenvolvimiento social, resulta especialmente perturbadora en los jóvenes porque para ellos es de capital importancia la pertenencia a un grupo o el inicio de relaciones laborales y de pareja. Este abuso o dependencia de sustancias o alcohol, como una forma de automedicarse, disminuye los niveles de ansiedad de los pacientes gracias a la desinhibición que el alcohol produce. En un intento de aliviar sus síntomas, descubren y utilizan, una y otra vez, el efecto desinhibidor del alcohol (“voy a tomar algo fuerte para darme coraje”), ansiolíticos y otros tóxicos. Además, estudios realizados revelaron un promedio de 32% de fobia social en poblaciones de alcohólicos, un porcentaje casi tres veces mayor que en la población general[cita requerida].(Wikipedia, Fobia Social).
 Igualmente en este artículo se señala que "La Fobia Social abre las puertas al  Alcoholismo".

En inglés pueden encontrarse más referencias buscando "social phobia alcoholism", por ejemplo:
Un aspecto a considerar es que una persona con fobia social y alcoholismo puede ver limitadas o inhibidas sus posibilidades de tratamiento, precisamente por los síntomas de la primera. En particular, participar en un movimiento como AA, donde se espera que en determinado momento la persona hable de sí misma y de como ha hecho para mantenerse sin beber, puede ser difícil para alguien con fobia social. Si bien no es obligatorio hablar y algunas personas introvertidas canalizan su participación en actividades como el servicio en los grupos (coordinar una reunión, preparar el refrigerio, entre otras). En mi caso particular, en determinado momento limité mi participación en los grupos, porque no asimilaba bien las críticas o sugerencias de otros miembros, lo cual me llevó a una asistencia menor a reuniones, a desconfiar de todo y finalmente a tener una difícil recaída luego de varios años de no beber. Actualmente estoy participando de nuevo en AA, me doy cuenta que mi visión de los grupos y el programa estaba sesgada por mis propios trastornos emocionales, como la fobia social, y he encontrado dentro de la variedad de grupos uno en el que me siento cómodo y puedo hablar en las ocasiones en las que lo necesito.





viernes, 9 de octubre de 2015

La obsesión de todo alcohólico

La obsesión de todo alcohólico no es beber descontroladamente, es más bien poder hacerlo de forma controlada. Y puede ser particulamente difícil salir de este círculo vicioso. Al respecto, el libro Alcohólicos Anónimos, conocido como "libro azul" o "libro grande", señala lo siguiente: 
Capítulo 3 -
Más acerca del alcoholismo

LA MAYORÍA de nosotros hemos estado poco dispuestos a admitir que éramos realmente alcohólicos. A nadie le agrada pensar que es física y mentalmente diferente a sus semejantes. Por lo tanto, no es extraño que nuestras carreras de bebedores se hayan caracterizado por innumerables y vanos esfuerzos para probar que podíamos beber como otras personas. La idea de que en alguna forma, algún día, llegará a controlar su manera de beber y a disfrutar bebiendo, es la gran obsesión de todo bebedor anormal. La persistencia de esta ilusión es sorprendente. Muchos la persiguen hasta las puertas de la locura o de la muerte.
Llegamos a comprender que teníamos que admitir plenamente, en lo más profundo de nuestro ser, que éramos alcohólicos. Éste es el primer paso hacia la recuperación. Hay que acabar con la ilusión de que somos como la demás gente, o de que pronto lo seremos.
Nosotros, los alcohólicos, somos hombres y mujeres que hemos perdido la capacidad para controlar nuestra manera de beber. Sabemos que no hay nadie realmente alcohólico que recupere jamás ese control. Todos nosotros creímos a veces que estábamos recobrando el control, pero esos intervalos, generalmente breves, eran inevitablemente seguidos de todavía menos control, que con el tiempo nos llevaba a una lastimosa e inexplicable desmoralización. Unánimemente estamos convencidos de que los alcohólicos de nuestro tipo padecemos de una enfermedad progresiva. Después de cierto tiempo empeoramos, nunca mejoramos.

Prólogo a la tercera edición en español
Todas estas personas, por muy diferentes que fuesen, tenían en común el mismo sufrimiento y numerosas experiencias que compartir. Casi todos insistían largo tiempo en poder controlar su forma de beber, a pesar de las repetidas y cada vez más contundentes pruebas de lo contrario. Al final, cada uno por su propio camino, todos tuvieron que admitir su derrota y lo irresistible que les era el alcohol. Algunos se creían ya perdidos; otros se dieron cuenta de que, a paso lento o acelerado, se estaban acercando a la ruina total, a la locura o a la muerte. Todos cruzaron el umbral de A.A. armados nada más que con la humilde admisión de su impotencia ante el alcohol y, una vez adentro, rodeados por sus compañeros de fatigas, encontraron la posibilidad de reponerse y de vivir una nueva vida de alegría y utilidad.

El libro reconoce la existencia de intervalos, generalmente breves, donde en apariencia se recupera el control, seguidos por etapas de mayor descontrol. En la definición de alcoholismo que citábamos en la entrada anterior se señala que evolución cursa con "la alternancia de períodos de remisión de la enfermedad y períodos de recaída, en los que su vida se desorganiza y puede llegar a estar fuera de control".


sábado, 12 de septiembre de 2015

Concepto y definición de alcoholismo

En el documento Alcoholismo. Guías Clínicas Basadas en la Evidencia Científica. Socidrogalcohol. Segunda edición, Dr. Josep Guardia Serecigni (coordinador), encontramos las siguientes definiciones:
Concepto de Alcoholismo
El alcoholismo se caracteriza por la dificultad para controlar el consumo de bebidas alcohólicas. El deterioro en la capacidad de controlar el consumo de alcohol puede ser intermitente y muy ligero, en las fases iniciales de la enfermedad, pero puede llegar a ser continuado e intenso, más adelante, y conducir a una “robotización” progresiva de la conducta de auto-administración de alcohol y a una pérdida de control tan grave como la de cualquier otra drogodependencia por vía intravenosa.
Cuando una persona ha desarrollado una grave dependencia del alcohol no podrá retornar a un consumo moderado y cuando pruebe de tomar bebidas alcohólicas volverá a experimentar las mismas dificultades para controlar su consumo. Por este motivo, el objetivo ideal sería que el paciente alcohólico se mantuviera sin tomar bebidas alcohólicas, de manera continuada, sin embargo, lo más probable es que su actitud ante tal objetivo sea bastante ambivalente y ello puede contribuir a que su evolución curse con la alternancia de períodos de remisión de la enfermedad y períodos de recaída, en los que su vida se desorganiza y puede llegar a estar fuera de control. 

Síndrome de Dependencia del Alcohol
Para la CIE-10 el Síndrome de Dependencia consiste en un conjunto de manifestaciones fisiológicas, comportamentales y cognoscitivas en el cual el consumo de alcohol adquiere la máxima prioridad para el individuo, mayor incluso que cualquier otro tipo de comportamiento de los que en el pasado tuvieron el valor más alto. Dos síntomas característicos son la sensación de deseo o necesidad (que pueden llegar a tener una gran intensidad) de beber alcohol y también la disminución de la capacidad para controlar la ingesta de alcohol (O.M.S.- 1992). (…)
El desarrollo del síndrome de dependencia del alcohol puede ser más lento que el de otras drogas, por ello sus consecuencias pueden aparecer más tarde, entorno a los 40-45 años. Sin embargo, cambios en las pautas de consumo y el consumo previo o simultáneo de otras sustancias pueden favorecer un desarrollo más rápido y contribuir a una dependencia más severa del alcoholismo (Echeburúa, 2001). (pag. 15)